Conozca a Emily, nuestra experta en organización sindical
Bienvenidxs a nuestra nueva columna Pregúntale a un Organizador Sindical Cada mes la organizadora sindical y ex trabajadora de clínica para aborto Emily Linkins-Ehlers contesta sus preguntas más apremiantes sobre la sindicalización de nuestros espacios laborales de salud, justicia y derechos reproductivos. Envíen sus preguntas aquí. Cualquier pregunta es válida —desde cómo sindicalizarse, cuándo hacerlo, y qué hacer cuando las cosas se pongan difíciles.
Nota: Podemos editar tu pregunta por cuestiones de privacidad, gramática, detalles, claridad o extensión. Dependiendo de la cantidad de preguntas similares, puede que no se elijan todas.
En 2011, aborté en la Blue Mountain Clinic de Montana.En 2012, me volví consejera y becaria de extensión en la Práctica de Medicina Familiar de la Blue Mountain Clinic.Como becaria, escribí solicitudes para subvenciones y financiamientos, ayudé en la recaudación de fondos, hice investigaciones, escribí comunicados de prensa, creé e implementé programas. Presioné la legislatura estatal y dirigí a todxs lxs voluntarixs de la clínica. Instruí a adolescentes en educación sexual en preparatorias y en grupos privados y centros de rehabilitación; planeamos eventos y rallys y protestas.Como consejera, proveía cuidados continuos a lxs pacientes. Les tomaba muestras rápidas de sangre y recolectaba sus pruebas de orina. Lxs apoyaba, presenciaba sus dificultades, y obtenía su consentimiento informado. Tomaba de la mano al paciente y le decía que no se preocupara, que esos cólicos eran normales... que simplemente respirara conmigo hasta que se pasaran. Cuando el procedimiento terminaba, lxs llevaba a cuidados posteriores, limpiaba la sala de operaciones, completaba el expediente médico describiendo el procedimiento.Ganaba 12.50 USD por hora.Bueno, primero, cuando todavía era la 'becaria Emily', no ganaba nada en la clínica. Mi mentora me ayudó a asegurar una posición "pagada" como la organizadora del campus de NARAL en la Universidad de Montana. Recibí un estipendio de 100 USD al mes. Entonces, estaba medio-pagada.Eventualmente, me dieron ese escurridizo formulario W4 y empecé a ganar 10 USD por hora como consejera. Ganaba 2.50 USD por hora más que lxs demás consejerxs, porque mi mentora propugnó agresivamente para que tuviese un aumento de sueldo y un puesto tras graduarme: Subdirectora de Desarrollo, Extensión y Comunicación. Me encantaba el nombre del puesto.$12.50 an hour, 15 hours a week. Estaba trabajando más como 30 horas a la semana. quizás más. Probablemente más. Quién sabe; todo es borroso cuando es por el bien del movimiento. Eventualmente conseguí pagar por horas de tiempo completo, pero solo a través de una combinación compleja de moxie de privilegio blanco, mentores que defendieron mi desarrollo profesional y pura suerte.Los beneficios de mi trabajo incluían a un Director Ejecutivo que siempre tenía resaca, la ocasional caja de donas en la sala de descanso, y 100 USD en servicios médicos.Un aborto en la clínica costaba 550 USD.Limpiaba mesas en una pizzería y limpiaba oficinas de inmobiliarias durante las noches para pagar la renta y llenar mi refrigerador.Un día, despidieron a mi mentora. Ella era mi supervisora directa —quien me reclutó y me enseñó cómo hacer las cosas—. Mi mentora-amiga-hermana, quien siempre comprendió lo que estaba tratando de decir: la persona en mi vida que me empujó a alcanzar nuevas alturas e inequívocamenteabogó por mí. Me hizo creer realmente que no tenía que trabajar tan pesado el resto de mi vida. Y la despidieron. Inesperadamente.Bueno, supongo que nada es inesperado, pero me sentí tan traicionada que renuncié.Verán, vengo de una familia de gente sindicalizada; y en los sindicatos —si alguien es agraviado, si despiden a alguien así; lxs demás toman medidas—. No estábamos sindicalizados, entonces simplemente escribí una carta contundente a quien seguramente ni la leyó. No tenía miedo porque otro trabajo pagaba mis cuentas.No teníamos sindicato, entonces sólo renuncié en un arranque de ira a mi trabajo soñado. Lloré con mi gato por horas; y después me fui a un bar.Me encontré por casualidad con unx amigx mientras me ahogaba en shots de tequila; pronto, por supuesto, la Clínica y mi frustración con respecto a toda esa situación se volvió el tema de conversación."Bueno, deberías venir a esta cosa en el piso de abajo. Es como en 15 minutos""¿Qué cosa?""Es como, un proyecto de investigación de trabajadores. El tipo que lo lleva es súuuper guapo y usa esas camisetas pegadas con impresiones. En fin, es algo sobre sindicatos".Conozco los sindicatos porque mi papá está en uno. Mi hermano, mis primxs, ambos abuelos, y todos mis tíos son trabajadores sindicalizados. Mi hermana es maestra.Entonces, fui a la reunión y conocí a Chad. Vio mi situación y me invitó una cerveza —bueno, el sindicato me invitó una cerveza— y hablamos sobre mi historial laboral y cómo llegué a donde estaba. Me hizo preguntas abiertas sobre mis soluciones a los problemas que encontraba en el trabajo. Me inspiró y me hizo ver que sí había algo que podía hacer al respecto. Me ayudó a hacerme amiga de mi enojo.Empecé a entrevistar trabajadores para el proyecto de investigación, y empecé a pedir más prestaciones en mi trabajo de la pizzería. Mi jefe de hecho nos dio seguro médico, un plan de retiro, y aumentó el sueldo de los lavaplatos. Pero esa es una historia diferente, para otro día.Desde entonces, he organizado trabajadores en más industrias de las que puedo contar. He presenciado la lucha de lxs trabajadorxs en todas partes del país y he visto cómo algunxs han perdido su trabajo. También he celebrado excelentes victorias y creo que los sindicatos están haciendo una fuerte reaparición. ¡Como los años 90!El punto es: los sindicatos son complicados; llenos de jerga legal, y embarrados de estructuras jerárquicas y modos arcaicos de organización. Muchos de ellos se han llegado a parecer a las industrias que pretenden perturbar.Es fácil sentirse abrumado. ¡No estás solx! Los sindicatos son un proceso político además de un proceso legal; francamente, muy pocas personas comprenden todo el proceso en su totalidad. Pero esa es la belleza de los sindicatos: nadie está solo en ello, y los sindicatos han amasado empleados con experiencia, abogados, y montones de otros miembros de sindicatos que ayudan a guiar las campañas y lograr que sean exitosas.En realidad no necesitas saber mucho para empezar a sindicalizarte.Es sencillo: escucha a tus colegas en confianza; cuenta tu historia con valiente vulnerabilidad y sé testigo de las luchas de lxs demás.Sabemos cómo hacer eso.