La crianza durante la pandemia: Porqué renuncié a mi empleo en el movimiento

Por: Anónimo

Recientemente, cuando renuncié a mi empleo dentro del sector de salud, derechos y justicia reproductiva, me uní a las 865,000 mujeres que también dejaron la fuerza laboral en septiembre debido a las interminables demandas de la crianza durante la pandemia, o porque las despidieron de las industrias que colapsaban. El New York Times llamó a lxs m/p/adres que dejaron la fuerza laboral lxs "absorbentes del shock": madres que dejaron su empleo para aliviar el estrés que la pandemia puso a sus familias.

Renuncié a mi empleo porque la crianza durante una pandemia mientras se trabaja tiempo completo y se requiere cumplir con fechas de entrega urgentes es imposible. Tengo hijxs pequeñxs y, aunque no lo crean, no pueden poner atención a sus clases virtuales sin que haya alguien sentadx junto a ellxs encargándose del micrófono y ayudándoles a participar, y recordándoles que no sueñen despiertos durante la clase. No pueden regular sus emociones aunque realmente lo están intentando. No pueden hacer su propia comida. Colapsan porque no han visto a sus amigxs durante meses (¡algo con lo que, honestamente, empatizo!). No pueden limpiarse sus propios culos. Necesitan que esté a su lado constantemente.

Renuncié a mi empleo porque todavía estoy lidiando con trastorno de estrés postraumático (TEPT) por la violencia vivida con una pareja íntima del pasado. El TEPT ha sido detonado tanto por diversxs jefes dentro del movimiento reproductivo, como por las ridiculeces de Trump y ahora por la pandemia. Mi cerebro se sentía lodoso. No podía darle seguimiento a las cosas, a pesar de intentar diferentes sistemas. No podía recordar palabras. No podía concentrarme. No estaba durmiendo. No podía físicamente hacer mi trabajo y criar a mis hijxs. Mi cuerpo me dijo que era momento de partir.

Estoy muy consciente de que aunque dejé mi empleo por muchas razones específicas que se acumulaban unas sobre otras, la mayor razón para renunciar fue mi privilegio. Debido al salario de mi pareja, tengo la oportunidad de tomar distancia y un descanso. Somos dueñxs de nuestra casa, y logramos refinanciar nuestra hipoteca y redujimos costos. Como tuvimos ayuda familiar gratuita, tuve más tiempo para decidir. Por el privilegio que tengo como una mujer cis blanca, confío en poder volver al movimiento cuando me sienta lista para hacerlo.

También fui muy privilegiada mientras trabajaba. Dado que mi empleo podía ser completamente a distancia, nunca tuve que pensar en exponer a mi familia al COVID. Mis jefes se preocupaban por mí.

Mi pareja y yo tomamos esta decisión juntxs. Ambxs estamos conscientes de que lo que estoy haciendo caen en los roles tradicionales heteronormativos de género. y lo doloroso que eso es, pero seguía siendo la decisión que tenía más sentido para nuestra familia. A pesar de que tengo estudios de posgrado, él gana más dinero que yo. Su trabajo es mucho más flexible y eso resguardó su salud mental.

Pero aún con todo este privilegio, lo que lxs m/p/adres y cuidadores están enfrentando ahora mismo en este movimiento es imposible.

Claro, no es sólo dentro de este movimiento. Todxs mis amigxs que tienen hijxs y trabajan en diferentes industrias—y especialmente las madres—están teniendo dificultades. Varixs están apelando a la Ley de Licencia Familiar y Médica (FMLA) para poder trabajar menos días por semana. Algunxs simplemente no trabajan días completos para compartir las responsabilidades y cuidados con sus parejas, mientras que otrxs trabajan durante la noche porque es el único momento en el que nadie les interrumpe. Esto es insostenible.

Lxs cuidadores no son héroes determinadxs a seguir. Estamos teniendo dificultades. Estamos cansadxs. Estamos hirviendo de rabia porque trabajamos dentro de un movimiento que supuestamente está dedicado al feminismo y a construir nuestras familias, pero lo que obtenemos son palabrerías, trucos inútiles para conjugar vida y trabajo en nuestra situación imposible, pero no hay soluciones estructurales reales. Necesitamos ayuda.

La verdad es que el movimiento de salud, derechos y justicia reproductiva ha sobrecargado de trabajo a sus integrantes por décadas, y no está funcionando. Sí, en parte es porque siempre estamos bajo ataque, pero aún cuando los tiempos están tranquilos, seguimos moviéndonos a una altísima velocidad. El hecho de que la mayoría de las organizaciones no estén dispuestas a dar un paso atrás durante una pandemia, un levantamiento por las vidas Negras, y una caída nacional al fascismo para descifrar qué cambio estructural se necesita, es una de las razones por las que estamos perdiendo. No sólo estamos perdiendo la batalla en nuestro campo, sino que también estamos perdiendo gente buena y talentosa. Estamos perdiendo gente de color debido a la cultura supremacista blanca y al capitalismo, y estamos perdiendo m/p/adres y cuidadores por las mismas razones.

No quiero simplemente compartirles mi ira y partir. Quiero que este movimiento haga mejor las cosas. Tenemos que darnos cuenta de que las cosas sólo van a empeorar. Aquí enlisto algunas maneras en las que las organizaciones podrían ayudar a lxs m/p/adres y cuidadores en estos tiempos:

  1. No debería ser responsabilidad completa de lxs m/p/adres y cuidadores resolver esto. En mi organización me preguntaban cómo podían ayudarme y qué necesitaba. Pero sentía que me pedían armar un rompecabezas con muchas piezas faltantes. Es añadir otra tarea imposible a las expectativas de mantener la productividad para seguir en los niveles pre-pandémicos. No se trata de mí—se trata de nuestros sistemas.

  2. Dénse cuenta de que no todxs lxs m/p/adres están en posiciones de poder en la organización. Había muchas personas con niñxs pequeñxs en mi organización, pero todxs eran ejecutivxs que ya tenían flexibilidades y que estaban a cargo de la toma de decisiones. Las soluciones deben ser para todxs, no sólo para quienes logran obtener ciertas cosas para sí mismxs.

  3. Dejen la cultura de la vigilancia. Sus empleadxs no necesitan reportar en qué momento se conectan, o cuando no están frente a la computadora. Crea una cultura poco saludable durante tiempos pre-pandémicos, pero ahora añade muchísimo estrés. Nadie debería preocuparse por no estar frente a la computadora mientras alimenta a sus hijxs.

  4. Desháganse de reuniones innecesarias, unas tras otras, que sólo hacen perder tiempo. Lxs colegas me decían que no pidiera disculpas porque mis hijxs se colaban en las continuas llamadas de Zoom. Pero nadie parecía entender que aunque parece lindo que mi hijx me pida un abrazo porque está atravesando por sensaciones intensas o porque necesitaba una botana, era increíblemente estresante para mí y era casi imposible concentrarme.

  5. La cultura de las fechas de entrega urgentes tiene que acabarse. Sí, hay cosas urgentes e importantes debido a las elecciones, en el Congreso, en los estados, en la Suprema Corte de Justicia, pero necesitamos nuevas estrategias. Todxs estamos exhaustxs. Necesitamos preservar nuestra energía, necesitamos compasión. Necesitamos reevaluar nuestra arbitraria dependencia a fechas de entrega urgentes, es una urgencia que solamente perpetúa los hábitos de la blanquitud. ¿Es realmente urgente o sólo hacemos que lo parezca por nuestra necesidad de sentirnos ocupadxs? Es insostenible.

  6. Dejen que lxs empleadxs se tomen su tiempo y háganlo en serio. Esto significa tiempo ilimitado de vacaciones sin culpas y tardes y fines de semana sin trabajo. Lxs m/p/adres ya estaban teniendo dificultades para tomar sus vacaciones antes de la pandemia, y ahora se sienten culpables por necesitar más tiempo. Esto también significa que cuando necesiten reducir sus horas, no se les pida que trabajen más allá de esas horas establecidas. Denles la autonomía y la confianza para posponer el trabajo que no pudieron abordar y para desconectarse cuando está previsto.

No sólo son lxs m/p/adres y cuidadores quienes están teniendo dificultades ahora mismo. Tener un cambio estructural grande podría ayudar a todxs a preservar su salud, su energía, y no sólo fortalecer nuestro movimiento, sino también vivir nuestros valores.

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Una victoria para lxs trabajadores de cuidados infantiles es una victoria para la justicia reproductiva

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